Jhonny S/Vulgar Topic. Agosto 2019
Memorable fue el show que ofrecieron los implacables punks de Anti-Flag, la noche del jueves 15 de agosto en el C3 Stage, confirmando con rigor su epíteto de leyenda.La fila del Oxxo ubicado a unos pasos del C3 era vasta. Hombres y mujeres vestidos de negro compraban cerveza y cigarros que se consumían velozmente antes de entrar a lo que sería el mejor concierto de punk rock en lo que va del año. La taquilla del recinto expedía boletos para entrar al show y los acordes robustos de Puerco ya se escuchaban afuera; a las 22:00 horas llegó una camioneta blanca y los elementos de seguridad comenzaron a quitar a las personas que estaban paradas sobre la banqueta, para que la camioneta pudiera estacionarse y descendieran de ella Justin Sane y compañía. Se escucho el grito “que viva el punk” y comenzaron a vitorear a la banda, que saludando y agradeciendo desapareció tras una puerta negra listos para brindar un mastodonte.
El lugar lucía lleno y Puerco calentaba el piso para que ardiera poco después con el moshpit de Anti-Flag. Alrededor de las 23:10, los originarios de Pittsburgh tomaron el escenario y se escuchó la furiosa batería y la inconfundible voz de Justin con “Die For The Government”, seguido por cientos de gargantas que coreaban con vehemencia. A los segundos se abrió un cráter justo en medio de la pista y el convite comenzó: en la danza macabra se lanzaban codazos, patadas voladoras y puñetazos; la cerveza (o algún liquido amarillo) refrescaba con frecuencia a los bailarines quienes la recibían en la espalda, cabeza y hombros. Así continuó el desenfreno con “Racists”, “Fuck Police”, “Bright Lights”, “Poison”, “Drink Drank Punk” (rola que rara vez tocan en sus shows) y “1 Trillion Dollar$”, en donde los asistentes aprovecharon para ir por más cerveza y tirar la que ya traían procesada en los riñones.
El show nunca bajó de intensidad y los participantes en el slam daban la impresión de que no se les bajaba ni una raya a su pila, al contrario, parecían estar conectados al cargador de Antiflag, que les proporcionaba inagotable energía con cada guitarrazo e ingobernable grito. Un fanático de raíz sostenía una pancarta y lo subieron al escenario, en donde Chris Barker le cedió el bajo para que tocara y cantara “Branderbug Gate” (la última rola de la velada) junto a Justin Sane, lo que fue aplaudido y aclamado por la audiencia – y seguro una de las mejores experiencias del afortunado chamaco-. En ese momento los técnicos bajaron la batería y la colocaron a ras de suelo; “atrás, atrás, háganse para atrás”, gritaban los (empapados en sudor) fieles seguidores de la banda que rodearon la batería simulando un óvulo rodeado de espermas , y ahí bajó Pat Thetic a ponerle fin a la tremenda velada… eso fue la cereza en el pastel, el estoperol en en el chaleco, el spray en la mohicana, el fin de tu abuso, la patada con la reluciente bota negra directo al trasero del sistema.